jueves, 7 de abril de 2016

Recibiendo a nuestras familias en Marambio

Hace ya unos años, la Fuerza Aérea asigna algunas plazas (entre 6 y 10) en los vuelos Logísticos Antárticos (LAN) que trasladan pasajeros a la Base Marambio para que sean asignados a familiares de los titulares de las Dotaciones (sólo Esposa e hijos), pero siempre supeditados a la disponibilidades existentes en los distintos vuelos programados, teniendo en cuenta que la prioridad de uso de esas plazas las tienen aquellas personas afectadas a la tarea antártica. A los efectos de poder cumplir con esta posibilidad, ni bien arribamos a Marambio, nuestro Encargado de Personal, el Suboficial Principal Jorge Escudero, le preguntó a cada uno de los integrantes de la Dotación quién deseaba y podía trasladar a sus familiares hasta El Palomar, para que desde allí sean traídos a la Base en viaje de visita. Luego de ello, con la respuesta de cada uno, se confeccionó la lista estableciendo un orden de prioridad según de antigüedad jerárquica del personal y en qué momento del año cada uno lo quería llevar adelante, a partir de la cual se realizarían las coordinaciones con la Dirección de Asuntos Antárticos para la asignación de las plazas necesarias para concretar los traslados inicialmente previstos.

Es importante destacar que el estar dispuesto a trasladarse a la Base Marambio no es lo mismo que realizar un viaje en un vuelo comercial en el que el pasajero decide qué día quiere viajar, compra su boleto aéreo y realiza el viaje según lo programado y contratado con la empresa aérea. Esto es muy distinto y bastante más complejo debido a que el tiempo que puede insumir la travesía es incierto, en primer lugar, se debe disponer de al menos 15 días para poder completar este derrotero. Las personas que no tienen su residencia en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o el conurbano bonaerense deben trasladarse a esta ciudad a la espera de la salida del vuelo desde la Iº Brigada Aérea de El Palomar. Muchas veces ese vuelo sale el día y la hora programado inicialmente, pero muchas otras (la mayoría) se posterga por uno a más días. El vuelo se realiza en un Hércules C 130 de la Fuerza Aérea, que es un avión de transporte militar y no dispone de los servicios ni las comodidades de un avión comercial, como por ejemplo no tiene baño convencional ni servicio de catering ni asientos reclinables.

Vista de la cabina del Hércules C 130 donde se observan los asientos y su disposición

La primera etapa del vuelo es a la Base Aérea Militar que la Fuerza Aérea tiene en la ciudad de Río Gallegos, lugar en donde los pasajeros son alojados en una dependencia interna de la misma, con habitaciones compartidas y comedor comunitario, a la espera del día y la hora de realizar lo que se conoce como el cruce a Marambio. Este vuelo se puede concretar el día siguiente de haber arribado a Río Gallegos o – lo que es más usual- se demore uno o más días, debido a dos razones principales: una la meteorología en la Base Marambio y segundo el estado técnico de los Hércules C 130[i]. Al regreso de Marambio, los familiares son alojados nuevamente en la Base Aérea Río Gallegos hasta la concreción de un vuelo de Hércules C 130 que los lleve de regreso a Buenos Aires.

La duración de la estadía en Marambio no es fija y depende de las posibilidades de los visitantes, la capacidad de alojamiento y la disponibilidad de vuelos LAN. Nosotros tuvimos grupos de familiares que estuvieron desde 2 horas (que es el tiempo que normalmente dura la escala del Hércules en Marambio) hasta 20 días. La primera visita  durante nuestra campaña se concretó el día 27 de Diciembre de 2012 con la llegada de los familiares del Suboficial Principal Jorge Gutiérrez (Encargado de la Base), el Suboficial Auxiliar Eduardo Troncoso (Meteorólogo), el Suboficial Auxiliar Ariel Zabala (Meteorólogo) y el Cabo Principal Carlos Bosso (Electricista) quienes compartieron con nosotros - entre otras actividades - la fiesta de Año Nuevo. La última grupo familia en visitar la Base fue la del Suboficial Principal Jorge Escudero (Encargado de Ayudantía) el día 23 de octubre, es decir una semana antes de nuestro relevo, pudiendo cumplir con el deseo de la totalidad de los anotados para traer a sus familias.

Los integrantes de la familia del S. Aux. Troncoso (en la cabecera de la mesa) y del S. Aux. Zabala (a su izquierda) compartiendo la mesa de Fin de Año con personal de la DNA

Las familias del S,P. Gutiérrez (en la cabecera) y del C.P. Bosso (a su derecha) durante el festejo de Fin de Año

El primer objetivo de la estadía de los familiares en la Base era que se encuentren con el ser querido que prestaba servicio en este remoto Continente, luego que pudieran conocer las instalaciones y la forma de vida de un antártico, poder recorrer la geografía de la isla en la medida que lo permitieran el clima y el tiempo de permanencia en la Base y, por último, colaborar con algunas actividades comunitarias si dicho tiempo de permanencia se prolongaba más allá de una semana. Ello ocurrió en varias oportunidades, por lo que no era extraño ver a esposas e hijos adolescentes y mayores ayudar en las tareas de la cocina, de limpieza de espacios comunes como pasillos y comedor, y compartir con los integrantes de Marambio los momentos de diversión, entretenimientos y juegos.

En mi caso particular, mi familia vino en tres tandas por cuestiones laborales y de calendario escolar; primero fueron mis dos hijos mayores Francisco e Ignacio en el mes de enero (Ignacio también me acompañó el día de mi puesta en funciones integrando la delegación como invitado especial); luego mi esposa Emilce, mi hija María Victoria y nuestro hijo del corazón Luciano en el mes de febrero; y por último mi hijo Federico en el mes de setiembre luego de un intento fallido por malas condiciones meteorológicas en el mes de mayo. Realmente fue muy gratificante para todos el compartir con las familias propias y las de nuestros camaradas unos días las actividades de la Base, que puedan conocer cómo se vive y qué hacemos en este lugar de la Antártida, convirtiéndose en un acontecimiento que nos conectó mucho más con la realidad cotidiana que se vive en un hogar. Es una experiencia que los integrantes de la Base Marambio pueden tener gracias a la posibilidad de la conectividad aérea por contar con la pista y los nobles Hércules C 130, que espero pueda ser mantenida a través del tiempo para las sucesivas Dotaciones.


Emilce, María Victoria y Luciano recién llegados a Marambio


Francisco e Ignacio frente a la Terminal de Pasajeros

Junto a Federico en la pista de Marambio

Aprovecho este espacio para expresar mi agradecimiento al entonces Director de Asuntos Antárticos, el Expedicionario al Desierto Blanco Comodoro (R) Osvaldo Marchesini que fue el impulsor ante las máximas autoridades de la Fuerza Aérea para que se pueda llevar adelante esta posibilidad, que a pesar de los contratiempos habituales que tiene la actividad antártica y el esfuerzo logístico, técnico y operativo que demanda la realización de cada uno de los vuelos LAN, logró mantener vigente esta iniciativa sin afectar la capacidad disponible de los Hércules C 130 en el mantenimiento de la cadena logística hacia la Base Marambio.

Autor: Com(R) Horacio Carlos Alassia






[i] Para que se pueda efectuar el LAN, la Fuerza Aérea debe contar con dos aviones Hércules C 130 en servicio, a los efectos de tener capacidad operativa para auxiliar al C 130 que realiza el vuelo en caso de ocurrir alguna emergencia que requiera el auxilio en Marambio.

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